lunes, 22 de enero de 2007

Discordancia

Me hartó el hombre de fáciles palabras y el estúpido genio bucólico que nace con él. Me hartó la poesía vanguardista y su innegable lucha contra la corriente. Me hartaron las mujeres pintadas, acicaladas, arremangadas, emperifolladas, hechas de jabón y mentas. Y todo su olor a tiempo malgastado. Me hastié de las conversaciones profundas, sentimentales, insulsas y sulsas o con sabor a vértebras animales, a féretros radicales, a séquitos dispépticos. Me cansaron las minorías y la burguesía dominante y la clase media con sus acartonados sueños bien guardados en bitácoras sin brújulas. Me agobió la distancia de los ojos, la mirada del espejo, el pestañeo inservible o provechoso-rentable-eficiente y sus tarascones de tics nerviosos . Me atosigaron las mayúsculas y su brutal desprecio y su jactancia suficientemente engreída y altanera; y la apatía de las otras, y sus inanes intentos por ser la primera de la oración. Me hartaron las preces y sus fábulas fáculas de soles que no existen. Me agobiaron los términos embrollados en laberintos cientistas y de intelectualidad dudosa, y la ingenua simplicidad de las simples palabras. Me cansó que agobia y hastía no comprometa como harta y atosiga. Y me enervaron e irritaron y aburrieron los libros ambulancia, y los generosos en estupideces, y los que se zampan sólo por su desenlace, y los que terminan siendo guiones de películas de clase m.
Pero más me hartaron los ojos que leen, y que determinan y detractan y reprueban, e idolatran y reverencian, y vomitan en las jetas del esfuerzo y la pereza y la ignorancia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No lo entendí mucho, pero...me gustaban más los del pibito y los cortes de luz...

Anónimo dijo...

yo me cansé de verlas llorar y gritar y pelear contra fantasmas. me cansé de que sus manos se congelen en las noches de verano. me cansé también de las palabras que se olvidan que escucharon, no una, sino mil veces. me harté de verlas golpeadas, maltratadas, ciegas y sin ganas. me desespera saber que están ahogadas, hundidas en la nada.


me destruye saber que yo hago lo mismo, cada segundo que pasa.


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du.so.fí. dijo...

inevitable el lagrimòn.
merci.